Por: PhD (c) Joao De Souza Pacheco

El palto (Persea americana Mill.) se cultiva en las regiones tropicales y subtropicales de todo el mundo, llegando a tener una producción que supera los 3 millones de toneladas al año, según las estadísticas de la FAO. En Perú, dicho cultivo está adaptado a los valles de la Costa, a los valles interandinos de la Sierra y la Selva, sobre todo en la Selva Alta. Debido a que se realizan injertos, como una técnica de propagación, estos pueden diseminar una serie de enfermedades, que pueden provocar pérdidas de producción y reducción en la calidad del fruto. Una de estas importantes enfermedades fúngicas es el ocasionado por Lasiodiplodia theobromae.

theobromae (Pat.) Griffon & Maubl, es el estado anamórfo o fase asexual del Ascomiceto Botryosphaeria rhodina. Este hongo es un patógeno facultativo común en áreas tropicales y subtropicales del mundo, el cual se le asocia a varios síntomas como cancros, pudrición de raíces y genera la enfermedad conocida como muerte regresiva en un amplio rango de plantas; entre las cuales destacan palto, algodón, cacao, café, caucho, mango, entre otros. La principal característica que distingue al género Lasiodiplodia de otros géneros relacionados, principalmente es la presencia de picnidios, parafisas (hifas estériles entre las ascas del ascocarpo) y estriaciones longitudinales en conidios maduros. Los conidióforos son hialinos, simples, algunas veces septados, cilíndricos. Las células conidiogénicas son hialinas, de pared gruesa, lisas, cilíndricas a sub-obpiriformes. Los conidios son subovoides a elipsoidales de paredes gruesas, con ápices ampliamente redondeados, en un principio hialino y aseptados, convirtiéndose a café oscuro una vez maduros, con 1 septo. L. theobromae crece vigorosamente en diferentes medios de cultivo, en donde forma micelio aéreo que se vuelve gris después de 6 a 8 días con producción de picnidias después de un mes. Este patógeno puede crecer en un rango de pH de 4 a 10, lo que comprueba su gran adaptabilidad a condiciones adversas.

En palto, L. theobromae ocasiona la enfermedad denominada brazo negro, cuyo síntoma más notable es la presencia de cancros acompañados de exudados blanquecinos y grumosos de tamaño variable ubicados indistintamente en el tronco, y ramas de árboles jóvenes y adultos afectados. Adicionalmente, otro síntomas observado es la necrosis del follaje y de ramillas, las mismas que posteriormente presentan muerte total del tejido con avance basipetal. Asimismo, también se puede observar la pudrición de frutos en la parte de inserción al pedúnculo. La diseminación de este patógeno se realiza mediante las herramientas empleadas que no se desinfectan. Además, también puede extenderse por las heridas abiertas como consecuencia de las podas e injertos.

La mayor producción de esporas se realiza durante los periodos lluviosos, diseminándose por las gotas de lluvia y el viento. El hongo coloniza el sistema vascular y avanza por delante de los síntomas visibles. El hongo sobrevive sobre tejidos muertos en el árbol o suelo y especialmente en frutos momificados. La incidencia de L. theobromae está influenciada por la temperatura (mayor a 30° C), al estrés hídrico y bajos niveles de nutrición de la planta. Cuando los frutos son infectados en el árbol, el patógeno puede permanecer quiescente hasta que los frutos maduran. En postcosecha, los frutos pueden ser infectados al colocarlos sobre el suelo después de cosechados o a través del contacto físico de un fruto sano con uno enfermo.

El método de control más empleado es el químico, sin embargo se debe tener en cuenta la desinfección de las herramientas utilizadas para los injertos y podas. El control inicia desde la desinfección de la semilla y con pulverizaciones preventivas dos veces al año principalmente de productos basados en Benomil o Thiabendazol. Sin embargo, el control biológico ha surgido como una gran herramienta principalmente para el cultivo orgánico, utilizándose Bacillus y Trichoderma para controlar a Lasiodiplodia. En trabajo realizado por Tapwal et al (2017), especies de Trichoderma inhiben el crecimiento de L. theobromae en condiciones de laboratorio, en un rango de 3.17 a 75.35% en cultivo dual y por la liberación de metabolitos volátiles y no volátiles en el medio de cultivo. Asimismo, Park et al (2021), evaluaron Bacillus siamensis contra 3 hongos fitopatógenos, entre ellos L. theobromae, mediante cultivos duales, en donde se observó que hubo una reducción significativa del radio de crecimiento, tanto en el cultivo con la bacteria como con los compuestos vólatiles que esta produce; dicha reducción se vio en diferentes medios de cultivo, como medio agar tripticasa de soya, agar nutritivo y agar Luria-Bertani. Del mismo modo, Castellanos et al (2018), evaluó B. subtilis en placa para enfrentamiento dual, en donde se pudo observar un porcentaje de inhibición de 67.3%.

Nuestros desarrollistas han realizado ensayos para controlar la muerte regresiva en palto utilizando nuestras cepas de B. subtilis (BAC 117) y T. harzianum (TRICH 69)  en condiciones de campo, en donde posterior a la aplicación se observó que las lesiones ocasionadas por L. theobromae detuvieron su avance, así como comenzaron a desvanecerse posteriormente; además las hojas no mostraron daños como cuando la enfermedad no es controlada. Si desea conocer más sobre los ensayos realizados por nuestros desarrollistas de nuestra diferente gama de productos, le recomendamos que visite nuestra página web y navegue en nuestras distintas redes sociales.

En palto, L. theobromae ocasiona la enfermedad denominada brazo negro, cuyo síntoma más notable es la presencia de cancros acompañados de exudados blanquecinos y grumosos de tamaño variable ubicados indistintamente en el tronco, y ramas de árboles jóvenes y adultos afectados. Adicionalmente, otro síntomas observado es la necrosis del follaje y de ramillas, las mismas que posteriormente presentan muerte total del tejido con avance basipetal. Asimismo, también se puede observar la pudrición de frutos en la parte de inserción al pedúnculo. La diseminación de este patógeno se realiza mediante las herramientas empleadas que no se desinfectan. Además, también puede extenderse por las heridas abiertas como consecuencia de las podas e injertos.

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