Por: PhD (c) Joao De Souza Pacheco

El complejo denominado “gallinita ciega” (también denominados, de acuerdo del lugar,  “guaguajos”, “jobotos”, “nixticuiles”, “fogotos” o “chobotes”, “gusanos aradores o chacareros” y “raq’asqa”) está conformado por varias larvas de escarabajos del suelo que pertenecen a la familia Scarabaeidae, en donde se pueden encontrar géneros como Cyclocephala, Ataenius, Cotinis, Popillia, Paranomala, Anomala y Phyllophaga, siendo estos dos últimos considerados como los más destructivo (y una de las principales plagas de América Latina) por sus graves efectos dañinos que producen en césped y a algunas especies vegetales de importancia agronómica en áreas tropicales y subtropicales. En maíz, se ha reportado que ocasiona pérdidas estimadas entre el 30 y 40% de la producción de grano de maíz por unidad de superficie (Villalobos et al. 2003, Castro-Ramírez et al. 2006).

Se les denomina complejo porque estas larvas, cuya terminología en inglés es white grubs, son similares en apariencia, hábitos y en daños ocasionados. La familia Scarabaeidae, de la orden coleópteros, se compone de aproximadamente el 91% de todos los escarabaoides y es la familia más numerosa de la superfamilia Scarabaeoidea y consta de unas 27800 especies en todo el mundo, dividiéndose en 15 subfamilias. La subfamilia Scarabaeinae son los llamados escarabajos peloteros y son beneficiosos, coprófagos y se alimentan de estiércol y carroña; desempeñando un papel importante en el ciclo de nutrientes. Sin embargo, otras subfamilias como Rutelinae, Dynastinae, Melolonthinae y Caetoniinae son fitófagos y dañinos y generalmente se alimentan de diversos cultivos comerciales, actuando como plagas. Estos constituyen alrededor de las tres cuartas partes de las especies de escarabajos y son dañinos tanto en la etapa larvaria como adulta.

Las “gallinitas ciegas” se alimentan en el suelo de raíces y tallos subterráneos, ocasionando enanismo y retraso en el crecimiento de las plantas, que en casos severos es seguido por la muerte de la planta, generando parces en el campo que pueden ser colonizados por malezas, lo que hace que el restablecimiento de las plantas sea difícil y costoso. Los síntomas aéreos que se pueden observar producto del daño radicular son amarillamientos en hojas y marchitamiento. De acuerdo con la especie y el entorno ecológico, el ciclo de vida de esta plaga, como todo holometábolo (metamorfosis completa) está compuesto de una fase de huevo, tres estadios de larvas (la denominada “gallinita ciega” en sí), una prepupa, una fase de pupa, y la etapa adulta. La etapa de larva es la que más duración tiene, llevando a cumplir un promedio mayor de 9 meses, actuando a una profundidad de 10 a 15 cm. La morfología externa de las gallinitas ciegas corresponde al tipo de larva escarabeiforme, entre 3 y 90 mm de largo.

Esta plaga se puede controlar utilizando métodos de control físico como son los usos de trampas de luz, de agua con melaza fermentada para capturar adultos, así como control químico mediante el uso de imidacloprid, chlorpyrifos y otros, aplicando en drench o vía sistema de riego. Sin embargo, debido a que estos últimos dejan residuos en el producto comercializable, el control biológico surge como una herramienta a tomar en consideración, en donde se han reportado diferentes ensayos en los que se demuestra la eficiencia de este tipo de control. Así, Ramanujan et al. (2020) evaluaron cinco cepas de Metarhizium anisopliae y una de Beauveria bassiana contra el tercer estadío larval de gallinita ciega a concentración de 1×108 esporas/ml, encontrando que una cepa de M. anisopliae causó el 100% de mortalidad, mientras que las demás cepas obtuvieron entre 56-80% de mortalidad. La cepa con mayor eficiencia obtuvo un valor de CL50 de 6,67 × 104 esporas/ml y valor de LT50 de 122,02 horas a una dosis de 1×108 esporas/ml. También Erler y Ates (2015) analizaron cepas de B. bassiana y M. anisopliae, encontrando que las larvas jóvenes (primer y segundo estadio) fueron más susceptibles a la infección que las más viejas (tercer estadio). En este trabajo, la cepa de B. bassiana fue más eficaz que M. anisopliae, causando mortalidades de hasta 79,8 y 71,6% en larvas jóvenes y viejas, respectivamente, siendo ambos hongos eficaces para controlar esta plaga. Otros reportes, como el realizado por Li et al (2021) evaluaron la acción conjunta del nematodo entomopatógeno Heterorhabditis beicherriana y Bacillus thuringiensis para controlar larvas de gallinita ciega, la que produjo una mortalidad significativa que si fuesen aplicados en solitario, siendo la mejor concentración para obtener el CL50 de 0.79×107 UFC/g suelo.

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PhD (c) Joao De Souza

Jefe de Investigación y desarrollo, Ecofertilizing

REFERENCIAS

REFERENCIAS

  • Castro-Ramírez, A. E., H. R. Perales-Rivera, y V. Parra-Tabla. (2006) Propuesta metodológica para la evaluación del daño ocasionado por «gallina ciega» (Coleoptera) al maíz (Zea mays L.), pp. 163-180. In A. E. Castro-Ramírez, M. A. Morón, y A. Aragón [eds.], Diversidad, Importancia y Manejo de Escarabajos Edafícolas. ECOSUR, Fundación PRODUCE Chiapas, BUAP. Puebla, México.
  • Cisternas, E. y France, A. (2009) Plagas, enfermedades y desórdenes fisiológicos del Arándano en Chile, pp. 70-94. Manual de Campo
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