¿Conocías a Fusarium oxysporum f sp cubense raza 4 Tropical?

Por: M. Sc. (c) Joao De Souza Pacheco

Fusarium es un género de los Hyphomycetes (subdivisión Deuteromycotina, orden Moniliales, familia Nectriaceae). La especie F. oxysporum forma parte de la comunidad de hongos del suelo y es considerado como componente natural de la rizósfera de las plantas. Todas las cepas de la especie son saprófitas y pueden sobrevivir sobre materia orgánica; sin embargo, algunas son fitopatógenas y penetran las raíces del hospedante, induciendo marchitamientos vasculares. Este patógeno produce generalmente tres tipos de conidias asexuales: las microconidias (producidas con mayor frecuencia y en mayor abundancia en todas las condiciones), las macroconidias y las clamidiosporas (las que sobreviven en el suelo durante más tiempo).

El banano es un frutal muy importante a nivel mundial, proviniendo los bananos comestibles de dos especies diploides, Musa acuminata (AA) y M. balbisiana (BB). Además, existen varios subgrupos, pero solo Gros Michel y Cavendish producen la mayor cantidad de fruta, siendo Cavendish el más importante. El “mal de Panamá”, enfermedad causada por F. oxysporum f. sp. cubense (Foc), es una enfermedad limitante de dicho cultivo y una de las más severas en banano.

Foc es un microorganismo genética y patogénicamente diverso, del cual, se han identificado cuatro razas: la raza 1, afecta a Gros Michel y Manzano (AAB); la raza 2, ataca a los cultivares ABB, conocidos como Guineo, Cuadrado, Topocho y Chatos; la raza 3, a heliconias (Heliconia L.) y la raza 4, a cultivares susceptibles a las razas 1, 2 y del tipo Cavendish. Dentro de la raza 4, se ha identificado la raza tropical (RT4) y la subtropical (ST4); la primera, causa enfermedad en trópicos y subtrópicos y, la segunda, solo en el subtrópico. Esta nueva variante del patógeno tiene la capacidad de infectar no solo a los bananos tipo Cavendish sino también al plátano. Es preciso recordar que históricamente, la raza 1 causó la epifitia en América Central a mitad del siglo XX, afectando “Gros Michel”, obligando al cambio por cultivares resistentes del tipo Cavendish. Ante la actual amenaza de RT4, los bananos Cavendish tienen amenazada su producción y su sostenibilidad, por lo que debe realizar métodos preventivos para evitar lo sucedido con Gros Michel y el riesgo de tener extensos monocultivos con clones estrechamente relacionados con la genética.

Las principales formas de dispersión de Foc es a través de material vegetal infectado, agua contaminada y el uso de herramientas y/o maquinaria con suelo infestado. La infección de una planta comienza con hifas fúngicas que ingresan a las raíces de una planta de banano. La posterior colonización en plantas susceptibles eventualmente causa la oclusión de los vasos del xilema, lo que también se debe a la formación de geles y tíloides por parte de la planta para restringir la expansión del hongo y el colapso celular. Esto da como resultado una decoloración marrón rojiza de los rizomas y los vasos vasculares presentes en el pseudotallo. Externamente, las plantas exhiben marchitez progresiva con hojas cloróticas de color amarillo brillante que eventualmente colapsan alrededor del pseudotallo junto con un ocasional agrietamiento del pseudotallo. Las plantas infectadas por Foc a menudo mueren antes de producir racimos, reduciendo significativamente los rendimientos en los campos afectados. Por otro lado, Foc produce clamidosporas persistentes que contaminan los suelos durante largos periodos de tiempo, incluso en ausencia de banano y especies de malezas no hospedantes. Hasta la fecha, no existen cultivares globalmente aceptados que puedan reemplazar a los clones del subgrupo Cavendish y las alternativas para el manejo de la enfermedad son limitadas

Debido a uso excesivo de plaguicidas, los cuales causan preocupaciones ambientales, el control biológico ha surgido como una gran opción en diferentes patosistemas, entre ellos el de Fco/banano. Sin embargo, son pocos los estudios donde se combinen diferentes estrategias de manejo del “mal de Panamá”; no obstante, se destacan resultados importantes, como el de Akila et al. (2011), con la mezcla de extractos metanólicos de hojas de Datura metel con cepas de Pseudomonas fluorescens y Bacillus subtilis, cuya combinación redujo la incidencia de la enfermedad. Asimismo, la aplicación conjunta de fertilizantes, a base de compost maduro y Bacillus amyloliquefaciens NJN-6, produjo un efecto supresivo del “mal de Panamá” (Shen et al. 2013); del mismo modo, efectos similares se observó con la mezcla de estiércol de cerdo y Bacillus subtilis N11 (Zhang et al. 2014a) o Bacillus amyloliquefaciens W19 (Wang et al. 2016). Además, diversos estudios reportan que los suelos supresores de enfermedades mostraron comunidades microbianas que mostraban una mayor riqueza y diversidad (Shen et al., 2015b; Köberl et al., 2017). Además, las diferencias en la composición de estas comunidades se correlacionaron con la supresión de enfermedades (debido a la abundancia de Acidobacteria) (Shen et al., 2015).

Existen variados mecanismos subyacentes a la actividad de los agentes de control biológico (ACB), los cuales es recomendable conocer sus pro y contra para aprovechar al máximo su potencial, pudiendo existir interacciones aditivas o sinérgicas entre ellos. Los ACB actúan directa o indirectamente contra Foc, mediante el antagonismo directo que puede deberse a antibiosis (por ejemplo, antibióticos, enzimas líticas, compuestos orgánicos volátiles, etc.), parasitismo o competencia (por espacio y/o nutrientes); además de la inducción de la resistencia local/sistémica de las plantas, la promoción del crecimiento de las plantas o los cambios de la microbiota del suelo/planta a favor de taxones microbianos más beneficiosos.

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