El bicho del cesto en palto
Oiketicus kirbyi

Por: M. Sc. (c) Joao De Souza Pacheco
El bicho del cesto, Oiketicus kirbyi (Lepidoptera: Psychidae), es un insecto polífago que se alimenta de varios cultivos y plantas silvestres pertenecientes a más de 40 familias, como: el plátano (Musa spp.), cacao (Theobroma cacao), palma aceitera (Elaeis guineensis), cocotero (Cocos nucifera), palto (Persea americana), entre otros. El daño causado por el bicho del cesto en palto generalmente resulta de la defoliación ocasionada por las larvas, quienes ocasionalmente dañan la capa exterior de los frutos, causando pérdidas económicas directas. Esto se agrava ya que, dependiendo del cultivar, los frutos del palto están presentes en el árbol hasta por ocho meses, por lo que estarían expuestos a la alimentación de las larvas de O. kirbyi durante un período prolongado. Por otro lado, se ha reportado que las poblaciones de O. kirbyi en palto en la costa sur de Perú se caracterizaron por generaciones no superpuestas y un nivel relativamente alto de sincronía del desarrollo, con una mayoría (99.6%) de individuos en la etapa larvaria (segundo a sexto estadio) durante su estudio. Así, es necesario conocer la fenología para predecir el momento del daño causado por las larvas.
- kirbyi presenta una sola generación por año. El desarrollo larvario completo se realiza dentro de una bolsa (cesta) cerrada hecha de seda y material vegetal (la construcción de la bolsa se inicia en los primeros estadios y la bolsa se agranda progresivamente a medida que las larvas envejecen). Al emerger las larvas, que son pequeñas y amarillentas, se alimentan de las hojas. Las larvas de las hembras de O. kirbyi miden entre 60 y 70 mm de largo y las larvas de los machos entre 45 y 50 mm de largo. A las pocas horas de nacer emiten por sus glándulas labiales un largo filamento sedoso, descolgándose de las ramas superiores de modo que, ayudadas por el viento, se diseminan en ramas inferiores o en el suelo, desde donde se dirigen a árboles y arbustos cercanos, a los que trepan. A partir de las 24 horas de vida comienzan a tejer un capullo o cesta, del cual emergen solamente su cabeza y patas. En distintas etapas repiten el procedimiento de descolgarse por medio de hilos de seda hacia ramas inferiores. La pupa se desarrolla dentro de la cesta, y cuando emergen los adultos, la hembra áptera permanece dentro de la cesta donde es fertilizada por el macho alado, el cual se sienten atraído por las feromonas sexuales femeninas. Posteriormente, la hembra deposita los huevos dentro de la misma cesta donde pasó su vida y muere luego de que se depositan los huevos. Cuando el insecto se establece como plaga en una plantación, los ciclos de defoliación pueden repetirse cada 4-5 meses, que es el período de desarrollo larval.
El control de este insecto puede volverse muy complicado debido a sus hábitos polífagos, lo prolongado del ciclo de vida, la habilidad de la larva para soportar ayunos prolongados, la protección brindada por la canasta de residuos vegetales, y la gran fecundidad de las hembras, las cuales pueden dar origen a varios miles de huevos. Los insecticidas no son una opción de manejo viable contra los gusanos de bolsa durante gran parte del año. Los árboles de palto no pueden tratarse antes de la cosecha y los bichos del cesto encerrados en su canasta están físicamente protegidos de los insecticidas de contacto. La recolección manual de gusanos de bolsa es, por lo tanto, una medida de control importante, especialmente durante el intervalo que sigue a la formación de la bolsa de pupa. Además, debido a la alta fecundidad de las hembras (alrededor de 5 000 huevos), la recolección manual de 500 cestos que contienen huevos equivale a prevenir la emergencia y propagación de 2,5 millones de larvas en los huertos de palto. Existen algunos informes que indican que medidas culturales como la poda, o la eliminación manual de los capullos puede ayudar a disminuir el daño, dada la baja poblacional que se produce con estas actividades. Por otra parte, relacionado al control biológico, hay reportes que el parasitoide Chirotica spp. afecta al bicho del cesto, por lo que se recomienda que las bolsas recolectadas con una alta incidencia de parasitismo se pueden transferir a zonas donde el nivel de mortalidad es bajo, para aumentar la actividad beneficiosa de los parasitoides. Se ha utilizado como control biológico a formulaciones de Bacillus thuringiensis que son efectivas, aunque las dosis que se deben utilizar son considerablemente muy altas, y muy comúnmente se alcanza a afectar solo unas dos terceras partes de la población de larvas, lo cual obliga a realizar dos o más aplicaciones del producto durante un ciclo del insecto.
En relación a los hongos entomopatógenos, estos tienen la particularidad de parasitar virtualmente a todos los órdenes de insectos en sus diferentes estadíos de desarrollo. Uno de estos hongos entomopatógenos es Beauveria bassiana (Deuteromycetes: Moniliales) que comúnmente parasita insectos de los órdenes Lepidoptera, Coleoptera y Hemiptera. En el presente reporte sólo se encontró un trabajo con B. bassiana, en donde Ávila (2013) encontró que este hongo tiene efecto entomopatógeno ocasionando un 100% de mortalidad sobre larvas II de O. kirbyi en condiciones de laboratorio, ocasionando los síntomas de pérdida de apetito, parálisis, melanización y muerte; a diferencia de Metarhizium anisopliae, Cordyceps fumosorosea (sin. Isaria fumosorosea) y Akanthomyces lecanii (sin. Lecanicillium lecanii), que presentan un porcentaje de mortalidad de 0%.
Para conocer más sobre diferentes ensayos realizados por nuestros desarrollistas en el control de plagas proveído por B. bassiana, lo invitamos a visitar nuestra página web, así como navegar en nuestra distintas redes sociales.
REFERENCIAS
- Avila Ybañez, R. N. 2013. Efecto de Beauveria bassiana, Metarhizium anisopliae, Isaria fumosorosea, y Lecanicillium lecanii sobre Oiketicus kirbyi “bicho del canasto” en condiciones de laboratorio. Tesis de licenciatura. Universidad Nacional de Trujillo
- Rhainds, M., y Cabrera–La Rosa, J. C. 2010. International Journal of Pest Management, 56(2), 103-107.
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